lunes, 22 de agosto de 2016

Where Is The Love?


Después de un día como aquél, nada mejor que caminar por las callejuelas y los callejones del casco histórico de Madrid, sin necesidad de hablar de nada con nadie, simplemente contemplando la belleza a mi alrededor…. (27 de Agosto de 2015)


Realmente había sido un año complicado, acababa de recibir un duro golpe por segunda vez en apenas dos meses. La diferencia es que esté ultimo me dejaba totalmente fuera de combate. Decidí tirar la toalla, darme por vencido y tomarme un tiempo largo para reflexionar. Me estaba convirtiendo en una persona fría, distante y desconfiada.

La primera desilusión llegó de una manera un tanto cruel. Durante esos días había escuchado en repetidas ocasiones la frase de “Quien no arriesga no gana” y como os podéis imaginar fui a por todas y perdí. Quizás mi error fue precisamente precipitarme hacia una caída segura. La realidad era que por primera vez en mi vida sentía que había encontrado a la chica ideal.

 No sé qué era pero teníamos algo especial, y lo sabíamos. Lo podías ver en el modo que nos entendíamos y hablábamos. No hablábamos mucho, lo dábamos todo por sobreentendido, y eso era lo que ponía negro a todo el mundo, el aire de seguridad que desprendíamos. Ojalá algún día coincidamos en otras vidas, ya no tan necios, ya no tan jóvenes, ya no tan ciegos, y sin orgullo, ni prejuicios, ojalá.

En un principio parecía que podía salir bien solo tenía que pensar que los kilómetros que nos separaban nos iba a hacer más fuertes. En la mayoría de las ocasiones la distancia resulta ser una despedida que se acaba transformando en abrazos de bienvenida con el paso de los días, semanas, meses e incluso años; es pensárselo dos veces y, aun sin tenerlo claro, tirar hacia delante. La distancia es soñar exactamente lo mismo que la otra persona que se encuentra en la otra parte del mundo, es alegrarte por los logros de quien quieres esté donde esté, es tener la capacidad a veces para estar con la cabeza en un sitio y el corazón en otro. La distancia es, en definitiva, sumar esfuerzos por no dejar que lo que os unió se esfume. Sin embargo en este caso pudo conmigo.

Como adelantaba anteriormente el segundo suceso fue el que verdaderamente me hundió. Probablemente en esta ocasión mi error fue pensar que podíamos tener algo más que amistad, hacerme excesivas ilusiones, soñar por encima de mis posibilidades….sin pensar en las consecuencias de una caída inevitable.

Me había convencido de que solo podría ser feliz con ella, y no porque lo que sentía por ella no lo había sentido por ninguna otra en todo este tiempo, sino porque pensaba que solo ella me entendía, conocía mis gustos, mis manían, mi manera de ver la vida. Le estaba agradecido por lo que había hecho por mí, pensaba que ella debía de estarme agradecida por lo que yo había hecho por ella. Me había acostumbrado a ver el mundo usando sus ojos.

A pesar de todo, en ningún momento me he arrepentido de mis decisiones. A fin de cuentas todo ello me cambió totalmente y me hizo ser como soy ahora. Aprendí que tus sentimientos no pueden depender de nadie y que la base para ser feliz es el amor por uno mismo. El sufrimiento nace cuando esperamos que los demás nos amen de la manera que imaginamos y no de la manera con la que el amor debe manifestarse: libre, sin control, guiándonos con su fuerza, impidiéndonos parar.


Por mucho que queramos pensar lo contrario, la idea de que el amor lleva a la felicidad es una invención moderna, de finales del siglo XVII. A partir de entonces, la gente aprendió a creer que el amor debía durar para siempre y que el matrimonio era el mejor lugar para ejercerlo. En el pasado no había tanto optimismo en cuanto a la duración del amor. Por mucho que os duela, Romeo y Julieta no es una historia feliz, es una tragedia. En las últimas décadas, la expectativa en cuanto al matrimonio como el camino para la realización personal ha crecido mucho. Consecuentemente, la decepción y la insatisfacción han crecido con ella.

No es de extrañar ver maridos y mujeres que han terminado de cenar, a los que les gustaría estar hablando como hacían antes, pero hay otras preocupaciones, otras cosas más importantes, y piensan que la conversación puede esperar hasta un mañana que no llega nunca. Notan que algo va mal pero no son capaces de localizar el problema. A medida que pasa el tiempo, se van haciendo más dependientes el uno del otro, se están haciendo mayores, las oportunidades de una nueva vida se están yendo. Intentan ocuparse cada vez más, lectura, deporte, televisión, amigos, pero siempre durante la conversación de la cena él se enfada con facilidad y ella está más silenciosa que de costumbre. Uno sabe que el otro está cada vez más distante y no entiende el porqué. Llegan a la conclusión de que el matrimonio es así, pero se niegan a hablar con los amigos, intentan dar la imagen de una pareja feliz que se apoya mutuamente, que tienen los mismos intereses. Surge un amante aquí, un amante allí, nada serio, claro. Lo importante, lo necesario, lo definitivo, es comportarse como si no pasase nada, ya que es demasiado tarde para cambiar.

Me vais a perdonar si me atrevo a decir que en la mayoría de ocasiones el desamor surge por una mala decisión, por las prisas de estar con alguien, aunque ese alguien no sea el adecuado. Yo soy de los que afirman que el amor es algo que no puede buscarse sino que termina por aparecer en nuestra vida. Estoy cansado de ver a gente que no sabe vivir sin pareja, desperdiciando la mitad de su tiempo en buscar a alguien que traiga luz a su vida. Al fin y al cabo el problema es que no saben vivir consigo mismos, no entienden que el amor comienza por quererse a sí mismo. Cuanto más busquemos el amor más infelices seremos, simplemente tenemos que confiar en que llegará a su debido tiempo.

Por otro lado, en mi opinión la creencia de que “los polos opuestos se atraen” no tiene ningún fundamento. Para que una pareja funcione, las dos personas han de contar con principios y valores comunes, así como inquietudes, gustos y hobbies parecidos. Eso sí, dentro de esa compatibilidad emocional hay lugar de sobra para la diferencia, que es lo que permite que las dos se complementen.

No me canso de ver como las relaciones de pareja pasan por diferentes etapas en donde la más idílica suele ser siempre la del enamoramiento, parece que todo es perfecto y no hay peleas. Pero conforme va pasando el tiempo los conflictos comienzan a llegar y empiezan a surgir dudas sobre si se hizo algo mal o por qué la relación se está muriendo. Y es aquí cuando vuelvo a lo que comenté anteriormente, el problema surge cuando se piensa que una relación debe ser de cierta manera, pero que en el día a día no lo es, entonces comienza a generarse una gran frustración que termina por destruir a la pareja.

Para evitar esto el principal factor a corregir sería no dejarse llevar por la rutina, intentando tener detalles cada cierto tiempo, eso mantendrá la magia necesaria para que lo que les unió no decaiga con tanta facilidad. Todo ello sin caer en una dependencia extrema por la otra persona. Uno de los errores más comunes suele ser ver a la pareja todos los días, posiblemente así lo que se esté consiguiendo sea desgastar la relación y la vida personal de la otra persona. Por otra parte no soporto ver como muchas personas gastan una gran parte de su tiempo en intentar cambiar a la otra persona para que sea como a ellos les gustaría…. Tratar de adaptarse el uno al otro forma parte de la propia relación, ya que no somos iguales ni tenemos exactamente las mismas aficiones, objetivos, inquietudes... Para lograr una buena relación tendremos que ceder y renunciar en ocasiones a los propios deseos.

Aunque sin lugar a duda los celos probablemente sea la peor de las enfermedades para una pareja. Tarde o temprano terminan por destruir cualquier tipo de relación.

Crees que mantener la guardia es importante en tu relación, algo que denota lo poco que te valoras, pensando que eres tan inferior que tu pareja preferirá a otro antes que a ti.

Y es que se vive con la loca obsesión de controlar lo que hace tu pareja. Cuando la realidad es que no somos posesión de nadie, somos libres de hacer lo que deseemos sin tener que dar explicaciones. Que intenten controlar lo que hace el otro es un tema que de verdad me indigna bastante, porque eso denota falta de confianza y cuando se pierde eso ya puedes darte por perdido…

En mi opinión que tu pareja se vaya con otro es totalmente respetable, es libre de hacer lo que quiera siempre y cuando no engañe y vaya con la verdad por delante. Estoy cansado de escuchar frases del estilo: “Deberías defender lo que es tuyo” ,pero la cuestión es que ella no es mía, no es una posesión que pueda ser intercambiada como un objeto…..  Las reacciones celosas suelen originar inseguridad e influir negativamente en el  sentimiento de prestigio y honor de la persona que los sufre. Un comportamiento que yo aún sigo sin comprender.

Cambiando totalmente de tema, quizás la siguiente afirmación me pueda costar un par de críticas, pero sinceramente me importa poco y es que queramos o no: El sexo está sobrevalorado.

Aunque pensándolo bien es difícil no darle importancia al sexo en una sociedad hipersexualizada. Teniendo en cuenta que meten el sexo por todos los medios (sobre todo sexualizando a la mujer) el "deber ser" que plantea esta sociedad genera nuevos tabúes. "Lo que antes era el tabú de la virginidad, como exigencia previa al matrimonio, ahora se ha convertido en el tabú a la virginidad en el sentido de que no está bien visto si esta se prolonga en el tiempo.

No solo nos han metido en la cabeza el que hay que tener siempre relaciones sexuales, sino que además éstas tienen que ser numerosas y satisfactorias. Todo ello hace que hoy en día veamos a las personas como objetos sexuales.

Para cerrar este pequeño paréntesis y a modo de reflexión quería hacer referencia a un artículo que leí hace unas semanas, en donde la psicóloga Rachel Hills decía lo siguiente: "La publicidad que apunta a una hipersexualización de las formas de comunicación genera un modelo de conducta que no se condice con la realidad de la sexualidad humana. Se responde así a estereotipos de la sexualidad en Occidente, como si fuera un valor supremo que excluye a aquel o a aquella que no la vive de ese modo. El sexo ha pasado a ser presentado por esa lógica como otro modo de consumo que permitiría alcanzar la felicidad, desconociendo que la sexualidad humana, más allá de sus distintos modos de expresión, no logra nunca ser plenamente satisfecha".


En una ocasión leí en un libro de Paulo Coelho el siguiente fragmento que me gustaría compartir:

“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores: uno con el que te casas o vives para siempre, puede ser el padre o la madre de tus hijos…Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella..
Y dicen que hay siempre, un segundo amor una persona que perderás siempre, alguien con quién naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan de la razón y te impedirán siempre alcanzar un final feliz”


Para terminar quería añadir que tenemos la mala costumbre de querer a medias, de no mostrar lo que sentimos a los que están cerca, tenemos la mala costumbre, de echar en falta lo que amamos, solo cuando lo perdemos es cuando añoramos. Tenemos la mala costumbre de perder el tiempo, buscando tantas metas falsas, tantos falsos sueños. Tenemos la mala costumbre de no apreciar lo que de verdad importa, y solo entonces te das cuenta de lo que de verdad importa.



Aunque haya sido un año difícil quizás sea un buen momento para recuperar la ilusión ;)




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