martes, 17 de marzo de 2015

Nueva York

El día 21 de enero de 2015 a las diez de la noche me encontraba sentado en un avión con destino hacia la ciudad que nunca duerme...... NEW YORK.
Ya era hora de volver al frío, al crudo invierno propio del mes de enero, y de adentrarme en la ciudad más famosa de Estados Unidos. Convertida en todo un símbolo gracias a la industria cinematográfica, tanto es así que cuando estas allí te da la impresión de como si ya la conocieras por la gran cantidad de veces que has visto sus calles en la gran pantalla.
Iban a ser cuatro días sin parar para comprobar de primera mano si era tan agobiante y multiracial como pensaba. Una sociedad que se enriquece de los contrastes culturales de las diferentes
comunidades, principalmente: Judíos, Griegos, Hispanos, Italianos, Asiáticos y Afro americanos entre otros. Además de ser una de las ciudades más pobladas del mundo.
Por fin me iba a encontrar cara a cara con ella :)


Sin dormir llegué al aeropuerto JFK a eso de las 5:20 de la mañana y después de recoger mi equipaje me senté en la terminal a esperar un rato a que amaneciese. Tomé el air shuttle hasta la línea "E" y desde allí el metro hasta la isla de Manhattan, también conocida como "La gran manzana". Como sabréis, Nueva York esta dividida en cinco zonas principales: Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens y Staten island. Con dos aeropuertos de gran importancia: JFK (Brooklyn) y La Guardia (Queens), es mucho más cómodo llegar a este último.
Nada más montarme en el metro ya comencé a sentir el frío que hacía porque el metro de Nueva York es algo antiguo y está bastante deteriorado o mal cuidado. La verdad es que si que parece tan inseguro como dicen, mejor evitarlo por las noches XD.
El hostal que tenía mirado estaba al final de Central Park, por la 3 th Avenue en lo que se conoce como "East harlem". Cuando me bajé y subí a la calle estaba nevando pero por el momento no cuajaba y menos mal porque me costó un poco encontrar el hostal.
Normal que me costase tanto encontrarlo porque parecía un apartamento. Como pude en inglés le expliqué al chico de recepción que quería reservar una habitación para dos porque luego por la noche vendría otra chica conmigo. El problema fue que la tarjeta de crédito no me dejaba ni pagar, ni sacar en el cajero del Mcdonalds porque en San Francisco me habían cobrado un deposito por el alquiler de la bici que tardaría unos días en estar disponible. Así que tuve que usar la tarjeta que me cobra más comisiones....
A lo tonto eran las 7:30 y yo sin dormir, como no tenía la habitación disponible hasta las dos o así, pensé en tumbarme en el sillón de la sala de estar y echar una cabezadita, pero cuando me tumbé el cabrón de recepción me despertó con un "eeee brooo" para decirme que no podía dormir allí. Quitando esto el hostal estaba bastante bien, aunque no incluía desayuno sí que tenía cocina y por solo 22 dólares la noche (imposible encontrar algo más barato en la segunda ciudad más cara del mundo para dormir). Decidí hacer tiempo viendo un capítulo de "Breaking Bad" y skypeando por última vez con mi padre antes de reencontrarnos en Madrid.
Cansado de estar allí en el hostal me puse mi abrigo, mis guantes y la manta del avión a modo de bufanda y listo para salir a la fría calle. Me dí cuenta de que lo más sensato sería ir a ver la parada desde donde saldría el bus hacia La Guardia para buscar a Chris por la noche y aprovechar para ver algunos sitios del lado oeste de Central park.



Ya no nevaba pero sí que hacía un frío del diablo, a los 5 minutos tenía las manos congeladas y no sentía los dedos de los pies. Con solamente poner un pie en la calle te das cuenta de efectivamente es como parece en las películas, taxis amarillos por todos lados, el jaleo de las sirenas sonando constantemente, gente de todos los colores.... una verdadera jungla de asfalto. Una ciudad que puede hacerte sentir solo y resultar un poco agobiante.
Para empezar estuve viendo un poco el final del central Park y subí hacia la Catedral de "St John the divine", la catedral anglicana más grande del mundo.



Subiendo la Avenida de Amsterdam llegué a la entrada de la "Columbus university" y a la parada desde donde en unas horas tomaría el bus hacia el aeropuerto. Crucé toda la universidad para ver un poco ese ambiente universitario americano que aparece en las películas.



Para que os hagáis una idea del frío que hacia: me encontré varias partes del parque congeladas:



A la vuelta al hostal me cociné un arroz con tomate y me puse a escribir un poco en el blog para matar las horas. A las 17:30 me fui otra vez hacia la Columbus univesity para tomar el bus hacia el aeropuerto. No tuve que esperar mucho para que llegase el M60 pero cuando me fui a montar me dijo que no se podía pagar con cash, tuve que perderlo y ponerme a cambiar monedas por todas las tiendas para comprar un billete sencillo en la maquina del metro hahahaha.
Finalmente conseguí subir en el siguiente y dormir durante todo el trayecto para estar así en La Guardia a las 19:45. Se suponía que Chris llegaba a las ocho pero resultó que su vuelo se había atrasado y tuve que esperarla hasta las nueve y media o algo así.
Al fin apareció la holandesa pendejita, se la echaba mucho de menos después de una semana sin vernos. Cuando me dijo que casi pierde el avión para venir casi la mato ^^.
¡Ahora comenzaba realmente el viaje en Nueva York!
Volvimos en el bus de nuevo y con las calles desiertas como acostumbra en EEUU por las noches llegamos al hostal. Hubo un problema con la tarjeta de Chris y tuve que prestarla dinero hasta que su banco le dejase sacar o le desbloqueara la tarjeta. Subimos a nuestra habitación compartida con tres o cuatro personas más pero con una cama comodísima y una ducha con agua caliente lo que se agradecía mucho. Antes de irnos a dormir bajamos a cenar algo al Mcdonalds e hicimos un plan con los días que teníamos y los lugares que queríamos visitar.

A la mañana siguiente nos despertamos a las 11:30 cuando la alarma la habíamos puesto a las diez para aprovechar la mañana y desayunar tranquilamente. Rápidamente nos pusimos la ropa de invierno y nos fuimos hacia el supermercado que había al lado del hostal para comprar algo de fruta. Echando un vistazo ahora que era de día me di cuenta de que el barrio en el que estábamos había mucho comercio latino y que la mayoría de la gente hablaba español, y es cierto que en Estados Unidos cada vez se habla más español, incluso dicen que dentro de algunos años puede tener la misma importancia que el inglés.
Decidimos empezar por bajar hacia el Financial district y recorrer el emblemático puente de Brooklyn, el cual conecta la zona de Brooklyn con Manhattan.  Desde su construcción en el siglo XIX sigue siendo uno de los lugares más fotografiados de la ciudad. Lo recorrimos casi de lado a lado pero no del todo porque hacía bastante frió, aunque sí que era bastante cómodo de cruzar andando, muy ancho y con carril bici.





Desde allí ya podíamos ver parte del skyline de la zona financiera.

A la vuelta nos encontramos con la famosa policía de NYC causante de ese constante ruido de sirenas horrible.



Desde allí nos dirigimos a lo que viene siendo el distrito financiero y la renombrada calle de Wall Street pero no sin antes de que Chris tomase un café en el pinche Starbucks. Para situarnos un poco, esta zona se encuentra al sur de Manhattan y se trata del centro financiero/económico del país y del mundo prácticamente.
Al ser día laboral (viernes por la mañana), podíamos apreciar el ajetreo de los empresarios porque por la noche decían que la zona se quedaba muerta. Allí entre rascacielos llenos de oficinas, la calle desbordaba energía constante. Pero no solamente es eso sino que también se trata de un barrio histórico y de gran importancia para la ciudad de Nueva York.



La típica imagen que vais a ver en las guías turísticas o folletos sobre esta zona es la del toro.





Como ya era demasiado tarde y se nos iba a empezar a hacer de noche fuimos a comer al Subway antes de ir a tomar el ferry gratuito a Staten island. Habíamos oído hablar de que había una forma gratuita de ver la estatua de la libertad de cerca, una muy buena oportunidad para ahorrarse un buen dinero. Además hicimos muuuy bien porque el barco estaba cerrado y con calefacción y todo. El trayecto duró media hora en total ida y vuelta y la verdad es que la estatua se veía perfectamente aunque no tan impresionante como parece en televisión.






Pero lo que de verdad mereció la pena fue al volver de noche y ver todo el skyline iluminado, ¡IMPRESIONANTE!


Nuevamente en tierra nos acercamos al "Ground zero" en español "zona cero" para ver el lugar donde sucedieron los horribles atentados del 11-S en 2001. No solamente fue un daño a la ciudad de Nueva York sino que impactaron a todo el mundo. Este atentado contra los torres gemelas dejó la friolera de 3016 muertos....
En los huecos de las torres han puesto una especie de "memorial" con una fuente, y hace poco tiempo se ignaguró un museo dedicado a ese fatídico día.




Para poder ver los barrios que quedaban en la mitad sur de Manhattan como Little Italy y Chinatown preferimos subir andando hacia el hostal. Intentamos subir con paso ligero para que nos diese tiempo a llegar al MOMA (museo de arte moderno) antes de que cerrase, aprovechando de que los viernes era gratis.
Little Italy es un barrio con estilo y ambiente europeo en donde comimos una pizza para ver si era verdad eso de que las mejores pizzas del mundo están en Nueva York ;)



También pasamos por Chinatown en donde todo estaba escrito en chino, pero después de haber estado en el de San Francisco este se me hizo mas normalito e incluso más pequeño.



Pasamos rápido por Broadway y la Quinta avenida porque la visita buena la íbamos a hacer al día siguiente pero no pudimos evitar pararnos un poco.


Con la hora que era el MOMA ya estaba cerrada así que perdimos la oportunidad de ver este museo gratis. Además la subida al hostal se hizo bastante cansada y con mucho frío. Después de andar más de 12 km no hay nada más gratificante que una buena ducha caliente y comer un buen plato de macarrones con queso cocinado en el hostal.

A la mañana siguiente nos preparamos un buen desayuno a base de batido de plátano y tostadas de crema de cacahuete mientras preparábamos el plan para ese día tranquilamente. Esta vez sí que nos despertamos pronto y cuando salimos nos encontramos con la mayor sorpresa del viaje: ¡Estaba todo nevado¡

Nueva York nevado cambia totalmente, le da un aire distinto y mágico a la vez, la verdad es que tuve mucha suerte de haber podido ver esta mítica ciudad teñida de blanca, aunque fue un coñazo tener que ir esquivando las acumulaciones de nieve y los charcos que se habían formado. Solamente tenéis que ver mi look para haceros una idea del frío que hacía.



Las calles estaban vacías, lo único que veías eran las máquinas quitanieves y algún que otro coche. La peor parte le tocó a Chris porque solamente traía sus vans que digamos que no son especialmente adecuadas para la nieve, así que de vez en cuando la tenía que subir en hombros para que pudiese cruzar las calles.





Para este sábado invernal  teníamos un largo itinerario que comenzaba por la sede las Naciones Unidas y acababa con la visita al “Top of the rock”. Como ya he adelantado bajamos por la tercera avenida hacia la sede de las naciones unidas que al ser sábado y por el mal tiempo estaba sin banderas.


Después fuimos a la Gran estación central,  fundamental para el desarrollo y buen funcionamiento del transporte en la ciudad. Un edificio con un toque clásico envuelto con unas luces cálidas que le daban un mayor ambiente. En este lugar también se han grabado varias películas como por ejemplo Madagascar ;)




Para bajar al barrio de Greenwich preferimos ir en el metro para no andar tanto como el día anterior. Este barrio junto al de Chelsea es uno de los más modernos y lujosos de la ciudad. Andando por toda esa hilera de chalets nos encontramos ante una plaza con un arco en medio, se trataba del arco que sale en la película de “Soy Leyenda” :)



Dimos una vuelta rara para pasar por la zona de tiendas en Soho donde paramos a tomar un café y llegar al barrio de Chelsea en el que nos encontramos con el edificio de la sociedad española. Por esta zona nos encontramos a muchos europeos que vivían aquí.



El día anterior ya habíamos pasado por el edificio Flatiron pero era de noche y no lo pudimos ver bien por lo que este día también volvimos a pasar. Como ya sabréis este edificio es el que tiene  una forma un tanto peculiar parecido a una tabla de planchar.



Esta ciudad no te termina de sorprender y en cada esquina puedes encontrarte algo nuevo. Justo al lado nos topamos con la tienda oficial de lego y claramente entramos a echar un vistazo. Una tienda en la que había muñecos de personajes de películas a tamaño gigante armados pieza por pieza. Además en ella podías armar tu propio lego pieza por pieza aunque sí que era un poco caro.





La siguiente parte de nuestro tour fue visitar la “Biblioteca pública” en donde nos tomamos un descanso no solo para las piernas sino para recuperar también un poco el calor. Debe ser todo un lujo poder ir allí algún día que otro a estudiar o a leer un rato. Después de dar una vuelta por este magnífico lugar nos acercamos a un tablón de anuncios en donde tenías que escribir el libro que te estabas leyendo. Chris escribió “En el nombre de la rosa” y yo “El Francotirador paciente”.



A la salida comimos en un sitio que estaba justo delante del Empire state (el más alto de la ciudad después del atentado contra las torres gemelas) y nos fuimos hacia uno de los lugares más fotografiados de la ciudad: Times Square.


Una plaza con una concentración de teatros y musicales de las más altas del mundo. Entrar allí era una locura, luces por todos lados y gente por montones. Parece que lo han convertido en un casino, todo lleno de tiendas y de anuncios luminosos con publicidad, un poco agobiante pero divertido.



Para que os hagáis una mejor idea aquí está el vídeo:


Lo mejor de todo es que allí estaba uno de los lugares que más ganas teníamos de conocer. Desde que reservamos el viaje a Nueva York Chris y yo teníamos muchísimas ganas de entrar en esta tienda y poder comprar un paquete de estos pequeños cacahuetes rellenos de chocolate, efectivamente estamos hablando de la tienda oficial de M&Ms. Desde lejos ya puedes ver su gran pantalla y la tienda repartida en dos plantas.






Una tienda muy colorida en la que había todo el merchandising posible y en una gran variedad de colores. Pero sin duda lo mejor de todo era la cantidad de sabores de chocolate que había y hacer una selección fue lo más difícil del viaje hahaha. ¡El de chocolate blanco era una verdadera delicia!. En general la tienda era un poco caro como cabía esperar pero la bolsa de medio kilo no nos costó tanto y merece mucho la pena. Aún tengo guardada la bolsa de recuerdo.
Antes de subir hacia el museo hicimos una parada en la catedral de San Patricio, santo de los irlandeses, por dentro una preciosidad e impresionantemente amplia.


Esperamos al final del día para visitar el Metropolitan Museum y estar así calientes porque por la noche bajaban mucho las temperaturas. Este está situado en la mitad este del central park.



El Metropolitan Museum está considerado como uno de los cinco museos más visitados del mundo. Las colecciones abarcan desde tesoros de la antigüedad clásica, representada en sus galerías de Grecia y Chipre, a pinturas y esculturas de casi todos los maestros de Europa y una gran colección de obras estadounidenses. Están expuestas obras maestras de Rafael, Tiziano, el Greco, Rembrandt, Velázquez, Picasso, Pollock, Braque y muchos más. El museo posee un gran acervo de arte egipcio, africano, asiático, de Oceanía, Oriente Medio, bizantino e islámicoLas galerías André Meyer encierran grandes obras de arte europeo del siglo XIX, con particular énfasis en los pintores impresionistas y post-impresionistas, así como una gran colección de esculturas de Rodin.
La visita ya pintaba bien desde que fuimos a pagar los 20 dólares por persona que ponía que costaba la entrada y nos dijeron que por ser estudiantes podíamos pagar la cantidad que quisiéramos... Yo me quedé flipando. Después de deliberar un rato las opciones decidimos pagar 10 dólares cada uno.
Estuvimos visitando el museo casi tres largas horas hasta que a las nueve nos echaron, era tan grande que no nos dio tiempo para verlo verlo completo, una de las cosas que más me gustó fue el Templo de Dendur, muy parecido al que tenemos aquí en Madrid, de hecho fue un regalo también por la ayuda en lo de la Presa de Asuán. 






Una vez fuera cansados y sin cenar nos fuimos a la última visita de este largo día. Nos costó un poco encontrar el espacio por donde se entraba pero finalmente conseguimos colarnos entre los edificios para dar con el Rockefeller Center y su famosa pista de patinaje. En Navidad ponen un árbol de navidad enorme justo en frente de la pista de patinaje.




Entramos entramos en este gran edificio central de la foto para subir al mirador "Top of the rock". Nos costó un poco tomar la decisión de si ir al mirador del Empire State o a este, lo que sí teníamos claro es que queríamos ir de noche. Las razones que hicieron que nos decantásemos por este fueron que habíamos leído que el otro era más alto pero que había una valla que cortaba un poco las vistas y además había muchísima gente. La diferencia era que desde el Empire State podías ver todo el conjunto de rascacielos del distrito financiero y desde el Top of the Rock se veía el edificio Chrysler (para mí el más bonito de la ciudad) y Central Park.
Como era tan tarde y no había mucha gente otra vez nos llevó un rato encontrar la entrada que estaba escondida en una planta baja del edificio. La entrada era bastante cara, como unos 28 euros y además nos dijeron que por el hielo había una planta superior que estaba cerrada pero como que me importaba poco subir unos metros más arriba o abajo. El ascensor que nos llevaba arriba se subió los 250 metros en un abrir y cerrar de ojos, era un poco mareante. 
Una vez arriba era como una planta cerrada desde donde podías acceder a los cuatro lados: norte, sur, este y oeste. En cada uno de los lados había una barrera  transparente para no caerse, pero que no impedía que entrase ese viento helado que hacía que no pudieses estar más de dos segundos fuera.
Se podía ver todo Manhattan y zonas como Brooklyn y Bronx. Desde allá arriba el Central Park se veía como una gran mancha oscura que invadía toda la isla.





Efectivamente es la ciudad que nunca duerme, con luces por todos lados, era bastante impresionante estar delante de todos aquellos rascacielos que tantas veces has visto en películas. Sobre todo se alzaba imponente el gran Empire State con 381 metros de altura. Intentamos no estar tampoco mucho tiempo porque ya eran las once de la noche y todavía teníamos que subir hasta el hostal.



Esta foto que seguro que la habréis visto muchas veces fue tomada en la construcción del edificio.


Cuando salimos estaba ya todo cerrado y no quedaba ni un alma en la calle, subimos rápido al hostal las sesenta calles que teníamos por delante. Paramos a cenar en el Macdonalds y planeamos de nuevo el día siguiente. Esa noche no podía dormir quitarme de la cabeza que ya era mi último día y que se acercaba el fin definitivo del intercambio. Aproveché para escribir también la carta de despedida de Chris.

Justo el último día amaneció con un sol reluciente y el cielo totalmente despejado, mandaba huevos..... Nos hicimos nuestro desayuno cinco estrella y nos fuimos a pasear por Central Park, considerado como el pulmón de la ciudad. Empezamos por el lado norte para ir bajando poco a poco parando en algunos lugares. Con el día tan bueno que hacía sumado a que estaba totalmente nevado hizo que fuera uno de mis lugares preferidos de la ciudad. Como era domingo todas las familias habían aprovechado para salir a dar un paseo y mucha gente para hacer deporte, sobre todo corriendo.







Hicimos una parada en lo que se corresponde más o menos con la mitad del parque. Aquí había un lago enorme que no llegaba a estar del todo congelado pero sí tenía una fina capa de hielo. Lo especial de este lugar era que se podían ver todos los rascacielos entremezclados con el paisaje del parque.




Desde esta parte nos desviamos al lado oeste para ir al Museo de Historia Natural solamente a echar un vistazo por dentro. El museo estaba repleto de familias, era una locura la gente que había. Vimos el esqueleto del dinosaurio de la entrada y nos dimos la vuelta.



Volvimos a entrar al parque por la parte de las canchas de tenis y en donde había una especie de explanada que supongo que usarán para jugar al béisbol cuando haga buen tiempo. En esta parte había muchas bicis de esas en las que te lleva un hombre mientras vas tu sentado sin hacer nada o calesas tiradas por caballo. Por cierto carísimas porque me pareció leer que te cobraban 3 dólares por minuto...



Saliendo del parque pasamos de nuevo por Times Square para ir a la NBA store y ver si había una camiseta que quería el hermano de Chris. Toda la tienda estaba llena de los típicos negros que juegan al basket y no paraban de preguntarte cosas, muy simpáticos los muchachos. Después de mucho buscar resultó que estaba muy caro y nos fuimos con las manos vacías.
Como era mi último día pensamos en ir a comer a un sitio diferente y típico de Estados Unidos ¡ya era hora!. Nos metimos en una de las típicas cafeterías en las que comen rápidamente los neoyorkinos para tomarnos una gran hamburguesa con papas. 


Ya me tocaba despedirme del centro y subirnos hacia el hostal porque se me estaba haciendo tarde. Antes paramos en el Guggenheim para verlo un poco por fuera, tengo que decir que he visto antes el de Nueva York que el de Bilbao XD



Ya para terminar bien el día nos fuimos a tomar un café al Dunkin donuts que Chris no conocía. Un rato agradable antes de comenzar con las prisas. Ya me empezó a dar el bajón pensando en todo lo que iba a dejar atrás y lo que venía por delante.



Al final pasó lo que ya me venía oliendo todo el día, eran las seis y media de la tarde y yo tenía que estar en el aeropuerto a las ocho, teniendo en cuenta lo lejos que estaba debería estar saliendo a esa hora. Llegamos al hostal y rápidamente guardé todo lo que faltaba en la mochila, le di a Chris la carta y el viaje de las mariposas monarcas que había ganado en el sorteo ese de octubre y bajé a recepción. Me habría gustado que me firmase la bandera porque era ella la única que faltaba y quedamos que para mejor no poner cualquier cosa por las prisas, lo haría mejor en la escala del aeropuerto de Madrid cuando viniese el 19 de marzo.
Me costó mucho despedirme de la pequeña pichichi porque aunque nos íbamos a volver a ver en Madrid, lo compartido en el intercambio ya no volvería y eran muchísimos recuerdos. Al fin y al cabo es con la que más tiempo pasé y más cosas hice. La quiero mucho y espero poder ir pronto a Holanda para revivir esos momentos.
 Con la lagrima colgando me fui hacia el metro volviendo la vista atrás cada paso.
¡Justo estoy escribiendo esto cuando quedan dos días para nuestro reencuentro en Madrid!


Desde este momento comenzó la odisea para llegar al aeropuerto. El metro tardó más de lo normal cuando hice el transbordo en la mitad de Manhattan lo que me retrasó bastante. Iba muy nervioso y no me fije en que línea me había montado, pero cuando me bajé y vi que estaba en un sitio que no conocía de nada me cagué en todo. Eran las 20:15 y mi avión salía a las diez en punto. Me fui a preguntar a una mujer que estaba en la taquilla pero yo estaba tan nervioso que no entendía nada del inglés. Gracias a dios que pasó un mexicano y me ayudó un poco dándome un papel escrito con los pasos a seguir. Por lo visto, tenía que volver unas paradas de metro atrás, bajarme y tomar un autobús o ir andando para llegar así al Airtrain que te llevaba al aeropuerto.
De verdad que todo fue como de película, seguí todos los pasos y cuando llegué a la parada de bus pregunté al conductor, el cual se bajó y me llevó corriendo al lado suya hasta la entrada.
Ya un poco más tranquilo aunque pensando que iba a perder el avión me monté en el tren que te llevaba a través de las terminales y a toda prisa me fui a la sala de facturación del jodido JFK. Todo un alivio ver que en la pantalla ponía que el vuelo de Norwegian con destino a Oslo estaba todavía abierto para facturar. Aunque justo cerró a los diez minutos de llegar yo, la suerte que tuve aún no me la puedo creer. Tuve que pasar un mega control de seguridad antes de poder descansar en la sala de embarque. El vuelo se retrasó una media hora y me tocó estar esperando con el hambre que tenía. 

El viaje a esta magnifica ciudad había acabado, estoy seguro de que volveré pero la próxima vez con mejor tiempo para poder decir que he visto Nueva York con sol y con nieve. Me quedaron muchos lugares por visitar que seguro que no tenían desperdicio así que una excusa más para volver. Aunque es una ciudad de la que todos tenemos una imagen formada desde pequeños debido a las películas y a lo que se habla de ella, no me decepcionó para nada y me habría gustado poder estar algún día más.

Finalmente el vuelo fue cómodo y tranquilo, aproveché para echar una cabezadita aunque me despertaron unas cuantas veces para la cena y la bebida.
Tuve que hacer escala en el aeropuerto de Oslo donde la nieve se comía toda la pista y parecía hacer un frío del copón.


Solamente quedaba el último paso para llegar a casa de nuevo. Fueron dos horas y media para llegar a Madrid, el cielo estaba muy despejado y por fin me había tocado ventanilla en un avión así que aproveché para hacer unas fotos.



Lo típico que dicen de que cuando vas a morir ves pasar toda tu vida en imágenes.... Pues a mí me pasó algo similar cuando el avión aterrizó en el aeropuerto de Adolfo Suarez, me fue inevitable aguantar las lágrimas cuando me pasaron por la cabeza todos los recuerdos de estos más de 6 meses fuera de casa. Una experiencia que os recomiendo a todos y que espero que no se me olvide en la vida.
El siguiente paso era salir fuera y ver a mi familia de nuevo. Recuerdo que estaba muy nervioso y más aún cuando vi que no solo estaba mi padre y mis hermanas, sino también mi tío con mis primas. Les había echado muchísimo de menos....

Al día siguiente me enteré de que no me quedé por los pelos atrapado en el aeropuerto a causa de la nieve, de hecho Chris que se quedaba allí hasta el martes tuvo que esperar un día más para poder salir porque la tormenta de nieve era bastante fuerte. Incluso tuvo que dormir en el aeropuerto con los indigentes. La verdad es que no me haría importado quedarme allí atrapado algún día más :)
Tardé como un mes en adaptarme otra vez a la vida cotidiana en Madrid, y se me hizo bastante duro, sobre todo porque llevaba casi un mes de retraso con las clases... Había momentos en los que pensaba que Madrid no estaba hecha para mí o que yo no estaba echo para ella pero poco a poco ya me siento más a gusto. Como hemos visto en clase supongo que tengo el "Síndrome del eterno viajero" y no me siento cómodo en ningún lugar pero es lo que tiene haber probado este mundillo.

Con esto cierro esta etapa en el blog, han sido muchas entradas y muchos viajes. También ha sido cansado porque escribir todo esto no se hace tan rápido como pensaba pero resulta gratificante verlo terminado. Espero volver a escribir y.... ¡Por dios que sea pronto! porque eso significará que he salido de nuevo a descubrir otra pequeña y maravillosa parte de este lugar llamado mundo.

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