Miramos a ver si salía mejor ir en avión o en autobús pero resultó que en ese momento no encontramos ninguna oferta por lo que nos salió el autobús como a unos 78 euros ida y vuelta. El tema del transporte es de las pocas cosas que se me hacen más caras que en España.
La Ciudad de México se encuentra como a unas seis horas en autobús desde Guadalajara, un lugar relativamente cerca para lo grande que es el país.
La salida fue el jueves 20 de noviembre a eso de las 00:30 noche, así aprovechábamos toda la mañana del viernes y nos ahorramos el dinero del hostal durmiendo en el trayecto.
Se me olvidaba decir que al viaje este fuimos Álvaro, Chris y yo porque los demás ya habían estado allí, excepto Robert que no podía por sus clases de los sábados.
El trayecto no se me hizo largo pero sí que me costó mucho dormir porque se me hacía incómodo dormir sentado. Pero las instalaciones del autobús no tenían nada que ver con los Alsa de España. Estos me parecieron casi de lujo, con asientos reclinables, bastantes pantallas, un apoyo para las piernas, café a bordo, etc. La llegada no fue del todo puntual porque nos tuvimos que desviar un poco por el del tema de las manifestaciones de los estudiantes desaparecidos y todo eso.
A las 7 de la mañana llegamos a la estación norte de autobuses y tanteamos la opción de si ir en taxi hasta nuestro hostal en el centro, o bien ir en el "famoso" metro. Nuestro espíritu aventurero nos llevó a elegir el metro, no puedes ir al DF y no tener la gran experiencia de morir aplastado en el metro de una ciudad de más de 20 millones de habitantes.
El metro me pareció bastante eficaz salvo porque las líneas no están bien conectadas y para ir incluso en distancias cortas tienes que hacer varios transbordos y que en algunas estaciones (Hidalgo) no puedes ni entrar en los vagones. Hubo una vez que pensé que no podíamos entrar más personas pero estaba equivocado. Además hay como policías subidos en unos taburetes indicando a las personas que dejen salir antes de entrar, porque la verdad es que no respetan mucho esa norma.
Otra cosa es la separación en el metro de hombres y mujeres/niños, es decir que hay vagones en los que solo hay mujeres y niños y otros en los que solo hay hombres. Hubo una vez que nuestra compañera Chris era la única mujer en todo el vagón.
Salir del metro y ver el Zócalo fue brutal, una plaza enorme en donde no hay nada salvo una bandera gigante en medio y rodeada por muchísimos edificios históricos, encabezado por la Catedral metropolitana, una de las más visitadas del mundo. Otro de los edificios era el Palacio Nacional, al que no pudimos entrar porque estaban realizando un evento.
Desde aquí también se podía ver la inmensa torre latinoamericana, aunque la contaminación tapaba todo un poco. Otro dato curioso es que la ciudad se esta hundiendo debido a que como todos saben está construida sobre un lago. En muchos edificios podemos notarlo, incluso en la misma catedral, lo que pienso que en unos años va a ser un verdadero problema.
Aquí un vídeo de la vista panorámica del Zócalo:
Habíamos reservado en un hostal que se encontraba justo detrás de la catedral, en el mismísimo centro de la ciudad, mejor lugar imposible. Chis estaba ilusionadísima porque en el hostal podías tomar todo el café que quisieras gratis. Además de que es la ciudad de los Starbucks, en cada esquina podías encontrar uno no jodas.
Este hostal pertenecía a la red de Hostelling international por lo que conseguí que me hicieran un pequeño descuento con mi tarjeta. Por dentro me pareció que estaba bastante limpio, con mucha seguridad y las habitaciones geniales. Todo con puro extranjero, sobre todo alemanes y americanos.
Como llegamos demasiado temprano tuvimos que esperar para hacer el check-in, pero mientras subimos a ver la terraza. Una maravilla de lugar, desde allí se podían ver muchos edificios representativos de la ciudad, así como los tejados y la contaminación que impedía ver más allá, parecía que la ciudad no tenía limites, es una mega metrópoli.
Estas ruinas se encontraban al costado izquierdo de la catedral. Para los que no lo sepan son las ruinas de la antigua ciudad de Tenochitlan, la que fue capital del imperio méxica, encontrada e invadida por los españoles en el 1521.
Las ruinas en sí no muestran mucho porque se encuentran muy deterioradas, llama la atención que en medio de la ciudad puedes encontrarte con un yacimiento de estos. Aunque hay mucha parte que está aún debajo de la catedral, podemos ver diferentes niveles de la construcción de este templo.
La visita está complementada con el museo, el cual contiene diversas piezas encontradas en los alrededores y en el propio yacimiento. Así como una maqueta de la representación de la ciudad.
Uno de los problemas era que teníamos el tiempo muy justo para visitar tantos lugares.
Como ya habían pasado unas horas fuimos a dejar las mochilas en la habitación del hostal y aprovechar para tomarnos un cafecito en la terraza.
Lo bueno de estar en el centro es que podías ver de todo. Muchos rituales que te hacen para alejar los malos espíritus y espectáculos de todo tipo.
Lo siguiente fue dar un paseo por todo el centro y así ver el Palacio de Bellas artes, la casa de los axulejos, el edificio de correos, la torre latinoamericana, etc. Y luego ver con la bici el Paseo de la reforma, el monumento a la revolución y la basílica de Guadalupe.
Parecía que caminábamos por una ciudad europea, se me daba todo un aire a la zona de Callao y toda esa parte de Madrid. Con un chingo de tiendas de marca y comercios de todo tipo (Además de Starbucks). La casa de los Azulejos tenía mucha influencia española, se me hizo un sitio padrísimo para comer, pero bastante caro.
El Palacio de bellas artes me pareció un lugar precioso, sobre todo por su colorida bóveda y por el parque que tenía justo detrás. No pudimos entrar a visitarlo porque cobraban cara la entrada. La antigua casa de correos me pareció un lugar muy lindo con sus escaleras doradas, parecía como si estuvieses en una película.
Enseguida volvimos para agarrar una bici e ir a la basílica de Guadalupe al norte de la ciudad. El alquiler de estas era gratuito, solamente tenías que dejar una identificación y devolverla en tres horas, sino lo hacías te cobraban 200 pesos. El hombre que nos atendió parecía que no tenía ganas de vivir y a mi parecer era un mal educado. Nos dijo que la basílica estaba a unos cuarenta minutos entre la ida y la vuelta cuando era mentira.
Las bicis estaban bastante bien, pero que tuviesen una pegatina de la virgen ya era un indicio hahaha.
La verdad es que fue una locura del copón ir por la ciudad en bici, la gente conduce como una loca incluso vimos taxis en dirección contraria. Había que ir esquivando coches constantemente y estar muy atento para no estamparte contra algo o alguien. Una experiencia muy divertida que casi seguro que ningún extranjero que fue a la ciudad lo hizo. Además una buena oportunidad para ver algunas partes de la ciudad que de otra forma no sería posible. Aunque sí que es cierto que en ocasiones estaban muy feas y daba mal rollo.
Intentamos llegar preguntando pero pensamos que estaba más cerca y a mitad de camino o así decidimos regresarnos porque no nos iba a dar tiempo a visitarla casi aunque llegásemos.
Dejamos las bicis a ese señor tan simpático y agarramos el metro para ir rápido a la basílica.
En metro no tardamos casi pero aun así ya estaba anocheciendo cuando llegamos allí. Me esperaba que hubiese más gente en una de los centro religiosos más visitados del mundo, y al menos ver a la gente que va de rodillas hasta la entrada, pero no fue así. Lo que sí es verdad es que se tiene mucha devoción por esta virgen. Por dentro es bastante bonita, me llamó mucho la atención las escaleras mecánicas que había dentro y la gente que rezaba.
Ya afuera de la basílica había otra iglesia donde estaban celebrando los 15 años de una chica y nos sentamos un rato a ver el acto.
Nada más salir nos fuimos a comer un pollo asado porque nos moríamos de hambre. Agarramos un camión para ir al centro y paramos para visitar la Torre Latinoamericana antes de ir al hostal a descansar. La Torre tiene 182 metro de altura y un mirador, pero nos cobraban setenta pesos por subir hasta arriba, así que decidimos quedarnos en una planta más abajo en el restaurante/bar y tomar algo para ver las vistas.
Dábamos un poco el cante allá arriba con nuestras mochilas entre toda esa gente fresa. Nos tomamos una limonada para que no nos echaran y disfrutamos de la noche de esta ciudad inmensa.
El ascensor que te baja da un poco de mareo porque lo hace mucho más rápido que los normales.
Volvimos al hostal, nos duchamos, tomamos una cerveza en la terraza y nos fuimos a la Plaza Garibaldi a tomar un tequila. Una plaza famosa porque es donde se reúnen todos los mariachis, y en donde se puede beber tranquilamente un vaso de tequila por solo veinte pesos. Pero cuando llegamos resulta que estaban haciendo una feria y entonces cambiamos el plan por el de tomar un mezcal. Que malo estaba el cabrón, sabía demasiado fermentado, eso de que es la bebida de los dioses......
Antes de volver al hostal compramos una cerveza en los abarrotes que había dentro de la plaza. Yo confiando que podía beber en la plaza le dí un trago y enseguida vino un policía agarrándome del brazo y diciéndome que estaba cometiendo un delito y que tenía que pagar o ir al calabozo. Como os podéis imaginar me asuste muchísimo e intenté ser simpático con él, explicándole que pensaba que se podía beber y que desconocía eso. Pero me dijo que o pagaba 1500 pesos o al calabozo 36 horas. Le dije que no tenía tanto, así que Álvaro le propuso dejarlo por 600 pesos y funcionó. Un claro ejemplo de la corrupción en México. Lo único que querían era sacarse un sobre sueldo, una pena la verdad. Una experiencia más para la lista en este país. Aunque ya estaba cabreado para toda la noche.
Nos volvimos al hostal y a dormir. Nuestra habitación estaba bastante bien, para cuatro personas y muy limpia.
A la mañana siguiente subimos a desayunar a la terraza, este estaba incluido en el precio del hostal.
El desayuno estuvo muy muy bien, con tortitas, café, jugo, fruta y huevos con frijoles.
A las 9 vino mi amigo Chaín (el chico que conocí en Playa del Carmen) en coche para ir a visitar las ruinas de la ciudad de Teotihuacan (Lugar donde los hombres se convierten en dioses) la que en su día fue una de las mayores ciudades prehispánicas de Mesoamérica. Uno de los monumentos arqueológicos con mayor afluencia de turistas en México.
El lugar es impresionante, articulado a lo largo de la llamada "Calzada de los muertos", un camino larguísimo en el que te encuentras con alguna ruina cada 80 metros. Al final del mismo se encuentra la pirámide la luna, a un costado tenemos la más grande, la pirámide del sol. otros lugares como la ciudadela y la pirámide de la serpiente emplumada.
La subida a la Pirámide del sol estuvo cansada pero se vio recompensada cuando llegamos arriba. Desde allí las vistas eran padrísimas y salieron unas buenas fotos. El lugar estaba lleno de extranjeros y los japoneses querían hacerse fotos con Chris XD. Además quisieron hacerle una entrevista en inglés.
Tengo un vídeo de la subida (63 metros de altura):
Que calor nos hizo allí, nos tostamos pero bien, sobre todo Álvaro que llevaba el cuello quemadísimo.
Nos volvimos a la ciudad donde Chaín nos dio un tour por el centro para ver algunos sitios que no habíamos visto y decidimos ir al barrio de Coyoacán, donde estaba la casa de Frida khalo, pero a la que no pudimos entrar.porque ya iban a cerrar. Así que fuimos a ver el barrio y a comer unos tacos en un sitio que nos cobraron caro.
Después tocaba despedirse de mi amigo tomando unas cervezas en el hostal antes. Fue un placer volver a verle y espero que la próxima vez sea en Madrid, sabes que siempre tienes una casa allí amigo. Y muchas gracias por llevarnos en coche por la ciudad.
En el tercer y último día tocaba darse mucha prisa para poder visitar todo a tiempo, la idea era ir al museo-casa de Frida Khalo, el castillo de Chapultepec y por último al Museo nacional de Antropología e Historia.
Después de desayunar y hacer el check-out nos fuimos en metro hacia Coyoacán, el lugar quedaba un poco retirado, pero más duro se me hizo cuando empezó a darme un dolor de estómago horrible. El camino se me hizo realmente duro, y a medida que avanzaba el día peor todavía. Algo debió de sentarme mal pero todavía nose el que.
L acasa-museo de Frida Khalo es una maravilla de lugar, una joya, a cualquiera le gustaría vivir allí.
Adentro de la casa solo podías hacer fotos si pagabas un precio especial. Toda la casa está cuidadosamente decorada por ella y su esposo el célebre pintor mexicano Diego Rivera. Con un especial gusto por el toque tradicional mexicano. Me pareció un sitio precioso aunque no lo pude disfrutar del todo por el dolor.
El siguiente paso era tomar un camión que nos dejase cerca del Ángel de la independencia para bajar andando hasta el museo y después ir al castillo. El camión tardó bastante tiempo y se nos hizo un poco tarde por lo que teníamos que darnos prisa.
De camino nos encontramos con la imitación de un pequeño trozo de Madrid, curioso ver esto aquí.
Antes de entrar al museo decidimos comer una torta que por cierto estaba bastante buena.
Teníamos unas dos horas para visitar un museo que dicen que se tarda días en ver. Intentamos ver primero las dos salas más importantes: la méxica y la teotihuacana. Se me hizo una pesadilla la visita porque no aguantaba más de 5 minutos de pies por el dolor de estómago. Pero conseguí ver lo esencial. Sin duda la pieza clave del museo es la piedra del sol.
Me quedé con muchísimas ganas de haberlo visitado mejor, espero volver algún día. Nos quedaron unas 3 salas por recorrer.
Cuando salimos ya era de noche y el castillo por desgracia estaba cerrado. Lo último que hicimos en esta ciudad fue ir a ver el Ángel de noche.
El camino de vuelta se me volvió a hacer pesado pero ya sin el dolor de estómago. Llegamos como a las 6 de la mañana y tomamos un camión hasta el centro que tardó como una hora en llegar hasta la catedral más o menos. Nunca había tenido tantas ganas de pillar la cama.
El viaje fue uno de los más agotadores de los que hemos hecho hasta ahora. Una ciudad con un estilo europeo que es imprescindible de visitar y no tan caótica como dicen. Me gustó muchísimo y sería todo un placer volver allí. Nos quedaron muchísimos sitios por ver.
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