El viaje empezaba el sábado 1 a las seis de la mañana y terminaba el lunes 3 a las once de la noche.
El día anterior habíamos ido a una fiesta de disfraces por lo que solo habíamos dormido 2 horas y chris no se despertaba, después de aporrear su puerta varias veces lo logramos. En este viaje íbamos Álvaro, Estefy, Luis, Chris y yo. Al llegar a la estación nos equivocamos y montamos en el autobús 3 en vez de en el 1 que era el que teníamos asignado. Durante el trayecto hicieron un sorteo de un viaje a las mariposas monarcas y una botella, Luis y yo no participamos, pero Estefy ganó el viaje, lo más increíble fue que en la primera parada nos cambiamos al bus que nos correspondía y esta vez si que participamos Luis y yo. No me lo creía, al abrir el papel vi que ponía viaje jajajajaja.
Día 1
De camino al pueblo donde nos íbamos a hospedar, Pátzcuaro, hicimos una parada en el Lago de Camécuaro, un parque nacional bastante lindo, donde el follaje se intercalaba con el agua de una manera peculiar y hermosa. Mejor verlo con tus propios ojos. Ya desde por la mañana estaban preparando todos los altares y demás para esta especial noche.
La siguiente parada fue el pueblo mágico de Tzintzuntzan, donde pudimos apreciar diversas artesanías, visitar una iglesia y lo más impresionante de todo, ya atardeciendo, poder ver como ultimaban los preparativos de la noche de muertos en el panteón. Me parece que lo tratan de una manera agridulce, de una manera natural, aceptando que la gente se va y hay que vivir con ello. Había niños jugando por el cementerio, todo se veía muy colorido con las típicas flores naranjas, y te encontrabas altares de lo más peculiar y extraño. Lo normal es poner la foto del familiar y dejar algún recuerdo o un poco de comida, sin embargo vimos alguno con forma de jimador, o con hamburguesas y pizza, etc. Me pareció increíble ver como se preparaban para esa larga noche, cada uno a su manera, pero con algo en común, el sentimiento de honrar y recordar a sus seres queridos.
Seguidamente nos dirigimos a nuestro hotel ya en Pátzcuaro, donde nos tocaba descansar antes de larga noche. Teníamos una habitación de 4 personas para los 5 que eramos, pero conseguimos apañarnoslas.
Enseguida salimos hacia el muelle del lago, desde donde salían las lanchas hacia la isla de Janitzio. Hacía un pinche frío del carajo, la primera vez que pasaba frío en este país y de que manera.... Además estaba lleno de gente y nos costó conseguir entrar en una lancha.
El camino en la lancha fue gracioso con la música de banda de fondo XD.
Una vez en la isla nos tomamos un chocolate caliente con el tradicional y rico pan de muertos.
La isla de Janitzio es la isla más grande de todo el lago, una isla bastante empinada, con calles estrechas, en donde se venden muchas artesanías. Dedicada a la pesca puedes encontrar varios puestos donde cocinaban pescado frito. Lo primero que hicimos fue cenar algo y subir al monumento que había en la cumbre. Sin embargo, era imposible entrar en el monumento porque había una cola interminable, en mi canal de youtube podéis ver un vídeo.
Ya para terminar nuestra visita, nos fuimos a ver el panteón. La sensación de caminar entre todas las tumbas y altares es indescriptible, es algo que debéis vivir por vosotros mismos. Un lugar donde reinaba el silencio, en un ambiente frío, donde podías ver a gente de todas las edades sentadas o tumbadas alrededor de sus familiares fallecidos hacen de esta noche única. Además pudimos ver a indígenas que no hablaban castellano.
La vuelta al hotel se hizo interminable, llegamos a las 3 y 30 de la mañana muertos de frío, pero con ganas, ya que al día siguiente nos despertábamos a las 7.
Día 2:
Levantarse a las 7 fue todo un esfuerzo, pero merecía la pena la excursión que teníamos planeada, subir al volcán Paricutín y visitar las ruinas de San Juan Viejo. Organizar la excursión por nuestra cuenta fue toda una aventura, ya que teníamos que tomar primero un camión hasta Uruapan y después hasta San Juan Nuevo. En San Juan Nuevo tomamos un pollo con mole riquísimo. Las mujeres nos atendieron como a dioses la verdad.
Contratamos con un taxista que nos llevara en su pick-up a las ruinas y al volcán por 200 pesos cada uno. Un precio bastante razonable, ya que se iba a pasar casi todo el día con nosotros (8 horas).
La experiencia de ir por el bosque hasta el volcán fue de lo mejor que he vivido en México. Estuvo divertido ir dando tumbos por esos caminos que poco a poco se iban mezclando con la ceniza del volcán. Lo que no se me va a olvidar es el control que pasamos donde había hombres sentados con sus armas.... Supuestamente narcos.
Chris se tuvo que cambiar a la parte delantera porque lo estaba pasando bastante mal atrás. Álvaro con su cámara sacó unas fotos preciosas.
Una vez llegamos allí comenzamos la subida al volcán más joven del mundo, al que vieron nacer, explotar y morir. Nuestro guía nos dijo que nos iba a llevar por el camino más fácil, y cierto es que no se nos hizo tan duro, salvo a nuestro compañero Luis que le costó más.
Había lugares en los que todavía salía vapor porque aún estaba caliente.
Al fin logramos coronar la cumbre, las vistas desde allá arriba eran increíbles, de un vistazo podías ver todo el valle y el resto de algunos volcanes, además del paso que había dejado la lava al solidificarse.
Sin duda lo mejor del día fue bajar el volcán, por una bajada muy pronunciada de ceniza. De un salto avanzabas 3 metros. Menudas risas nos echamos. Luego estábamos llenos de ceniza y con las zapatillas demasiado susias.
Una vez abajo, volvimos a la pick-up y nos fuimos hacia las ruinas del pueblo de San Juan Viejo, sepultado por la lava en 1943, dejando solo a la vista una parte de la iglesia. Teníamos muchas ganas de ver este maravilloso lugar, y desde luego que no nos decepcionó. Es un sitio mágico, las ruinas entremezcladas con la roca hacen que sea un lugar único. El guía estuvo muy atento durante todo la visita de nosotros y nos saco muchas fotos. Aquí os dejo algunas:
Ya cuando nos íbamos a ir nos cayó muchísima agua.
De camino otra vez a casa estábamos muy cansados y nos quedábamos dormidos en todos los sitios que podíamos. Además el guía nos contó que había sido narco XDDD
Al llegar a casa comimos unos tacos y nos fuimos a dormir.
Día 3:
Nos levantamos a las 7 para poder aprovechar y visitar el pueblo mágico en el que estábamos hospedados, Pátzcuaro, antes de irnos. Aunque refrescaba le echamos muchas ganas y allá fuimos. Dimos una vuelta por todo el pueblo en general, y terminamos la visita en la casa de los 11 patios, una pena el no poder entrar. Al menos estuvimos tumbados un rato tomando el sol.
A la vuelta, recogimos las mochilas y nos montamos en el bus para dirigirnos al pueblo de Santa Clara del Cobre, otro pueblo mágico (Michioacán es el estado con más pueblos mágicos), donde como dice el nombre, todo esta hecho de cobre.
Aquí estuvimos mirando artesanías y una pequeña iglesia.
Finalmente, terminamos visitando Morelia, la capital del estado, ciudad patrimonio de la humanidad, de la que me habían hablado muy bien.
Nos dejaron primero un tiempo libre antes del tranvía turístico, que aprovechamos para pedir información turística, y con nuestro mapa nos fuimos a explorar esta ciudad.
Parecía como si estuviésemos en una ciudad europea, las calles anchas y limpias, una arquitectura similar y edificios altos. Una ciudad que no te deja indiferente, con tantos monumentos qué visitar y lugares mágicos como el mercado de los dulces. Además comimos una quesadilla enorme por 40 pesos.
Visitamos lugares como la universidad, la catedral, el palacio de justicia, la casa de la cultura, etc. A las 4 y 30 tomamos el tranvía turístico, pero como no se veía nada, a mitad de camino decidimos bajarnos y seguir la visita por nuestra cuenta caminando.
Me llamó la atención el acueducto que había porque me recordaba a Segovia, pero no se puede hacer comparación. También había una fuente de tres mujeres que representaban las capitales que habían sido del estado: Pátzcuaro, Tzintzuntzan y Morelia. Ya por la noche la ciudad da un cambio tremendo.
Ya tocaba regresar y volver a Guadalajara. Llegamos a eso de las 23 de la noche, al día siguiente había clase así que a dormir pronto...
Fue el mejor viaje que he hecho aquí en México, en un estado super lindo y con gente estupenda. Como siempre digo, somos una pequeña familia, pero con este viaje todavía más. Y después de la movida que hubo en casa, la separación de grupo se ha acrecentado más. Espero que haya más viajes así.
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