viernes, 13 de febrero de 2015

Los Ángeles

Mi viaje a los Estados Unidos comenzó el día 16 de enero cuando nada más despedirme de mi querido y lindo México tomé un avión hacia ¡Los Ángeles!. Era la primera vez que volaba con la compañía Volaris, el vuelo iba a durar aproximadamente unas tres horas y media con lo que la hora estimada de llegada sería las 11:40 de la mañana. Volaris no organizó muy bien lo de los asientos y cada uno se sentaba donde le daba la gana.... Casi todos los que volaban eran mexicanos, como ya sabéis en LA hay una población considerable de latinos.
Después de un tranquilo viaje en el que fui la mayor parte del tiempo pensando en lo que dejaba atrás aterrizamos en tierras gringas a eso de las 12 ya con el cambio horario aplicado.
A partir de aquí comenzó mi pesadilla: empezando porque una de mis maletas (la grande) no salía, pero no solo a mí, sino a siete personas más... Estuvimos esperando hasta las 14:00 de la tarde cuando una chica se nos acercó para decirnos que debíamos rellenar un formulario de reclamo de equipaje y esperar a que nos las enviases a donde nos fuésemos a hospedar. El problema era que yo no sabía exactamente donde iba a ir, tenía una dirección pero nada más. Así que me les dejé mi número, mi dirección de Madrid y quedamos en que les llamaba para confirmar mi dirección de hostal. Al menos me quedaba mi mochila con la ropa que me iba a poner durante estos días y mi ordenador/cámara que sensatamente había llevado conmigo en el equipaje de mano. 
El siguiente paso y el más difícil era llegar a la dirección del hostal que tenía y pelearme con el inglés, era la primera vez que viajaba a un país que hablaban inglés y además solo. Salí del aeropuerto y me puse a buscar los famosos autobuses que te llevaban al centro y ya desde ahí tomar el metro o lo que fuese. El problema de todo esto es que con el tema de las despedidas y eso no me dio tiempo de prepararme en Guadalajara ante todas estas cosas.

Preguntando antes de subirme tomé un autobús que se suponía que te dejaba en la Union Station situada en el downtown, corazón de toda la red de transportes de la ciudad. No tardé mucho en darme cuenta de que era una mega ciudad, conformada por varias ciudades a la vez, algo de lo que ya me habían avisado y lo que complicaba más la movilidad. Una vez llegué a la estación me dijeron que se pagaba afuera el boleto del bus que me había traído pero al no ver exactamente donde me marque un "sinpa" XD. No os podéis imaginar lo perdido que me encontré allí en medio de una estación enorme sin saber hacia donde dirigirme. Suspiré, tomé aire y me fui a mirar el mapa para ver si se podía llegar en metro a la dirección que tenía. Después de mucho tiempo buscando la calle encontré mi punto y mas o menos miré algunas estaciones pero no sabía si eran de autobús o de metro porque estaban mezcladas. Entonces fui a preguntar a una chica que tenía pinta de latina para que me ayudase en español y debo decir que se portó muy bien y hasta me hizo un itinerario con los pasos que tenía que seguir en el metro para llegar a mi punto. Saqué mi tarjeta para el metro (que bueno que la credit card no me dio problemas) y me dirigí a la línea que me había indicado. Un billete sencillo costaba 1,75 $. Resultó que no estaba demasiado lejos y solo tenía que hacer un transbordo, para llegar a así a la línea Expo donde estaba mi parada Expo western. La primera impresión que tuve fijándome en la gente del metro es que había razas de todos los tipos en ese país, mucha gente loca y especialmente en LA muchos con estilo rapero que parecía que te iban a atracar en cualquier momento. Me sorprendió que hiciese hasta más calor que en Guadalajara.
A eso de las 16:15 estaba ya en mi parada pero sin saber hacia donde ir. Empecé a caminar por las calles para ver si encontraba una referencia pero nada, además ya se estaba haciendo de noche (anochecía a eso de las 17:30) y no me hacía ninguna gracia estar de noche buscando el hostal. En una de esas calles vi que había un motel (de los típicos que salen en las películas), de lo desesperado que estaba me daba igual pagar un poco más, solamente quería dejar la mochila y que se acabase este horroroso día. Pero al preguntar directamente me dí la vuelta, me pedían 65 $ dólares por noche....
Me volví al punto donde me había dejado el metro, una calle de las principales llamada Expo boulevard y comencé a caminar por ella para ver si encontraba algo que me diese una referencia. Parecía el típico barrio que sale en las películas, con chalets sin vallar ni nada, cada uno con su parcelita de césped y en los que vivían latinos en su mayoría o gente negra.  A mi sorpresa encontré una de las calles cercanas a la que estaba buscando y por allí pregunté a un cartero que también me hizo un mini plano para indicarme el camino.  Al fin llegué a mi destino: Rochester circle.

No encontraba el hostal hasta que una mujer me preguntó que si estaba buscando el hostal y me llevó hasta él. Tenía el aspecto de la típica casa de estilo victoriano, enorme y de madera. De ahí que el nombre del hostal fuese Mansion hostel.


Famosas palmeras californianas

Todavía seguía nervioso porque no fuese habitación al haberme ido sin reserva ni nada, pero gracias a dios no hubo ningún problema y me dieron una habitación de cuatro camas por solo 21 $ la noche con desayuno incluido Los dueños eran de color y muy agradables, bajé a explicarle al de recepción el tema de mi equipaje para que me dejase llamar al aeropuerto y confirmarles mi dirección de hostal pero no sabía explicar todo eso en inglés por lo que el dueño llamó a un mexicano vecino de allí que me hizo de traductor. Después de explicarle toda la movida me dejó utilizar su teléfono pero los pendejos no me contestaron ni a la primera ni a la segunda llamada. 
El hostal tenía muy buen rollo con piscina y todo, me fijé que había cocina así que fui a preguntar al de recepción para que me indicase un sitio donde comprar algo. La verdad es que le tengo que agradecer todo lo que me ayudó porque no solo me regaló un cepillo de dientes y cosas para la ducha que se me habían dejado en la otra maleta, sino que se ofreció también a llevarme a un supermercado en coche.
Compré un bote de crema de cacahuete, tres panes, arroz, pasta, frijoles, galletas, salchichas y atún por unos 11 $ para ir surtido estos días. Ya de vuelta al hostal me cociné un arroz con salchichas porque llevaba sin comer demasiado tiempo y me fui a dormir bastante pronto. Tengo que decir que las camas chirriaban bastante y hacía un poco de fresco por la noche.

A la mañana siguiente reorganicé el viaje porque mi idea en principio era de irme el día 18 por la mañana a San Francisco en autobús para estar allí tres días, pero como el día anterior no había visto nada de Los Ángeles me obligó a tener que salir el 19 por lo que ahora tenía dos día enteros para ver la ciudad de los sueños y de las estrellas famosa por su industria cinematográfica.
Bajé a desayunar al salón donde había un buffet muy a la americana, con huevos, salchichas, avena con miel, wafles, café y zumo. Volví a intentar contactar con el aeropuerto pero no dieron respuesta así que la dí por perdida, ya me la enviarían a Madrid.
Nada más hacerme un bocadillo de crema de cacahuete para llevarme de comer salí hacia el downtown para ver todos los rascacielos y el antiguo "Pueblo de Los Ángeles". Hacía un día estupendo, soleado, sin nubes y con mucho calor a pesar de estar en pleno invierno.


De camino allí en el metro me tocó ver el show de un hombre negro que estaba zumbadísimo y dio un autentico espectáculo durante el camino.dando un discurso sobre Jesús y la religión.
Ya en el centro me hice un recorrido por aquellas calles vacías por ser día libre de trabajo, primero fui a ver el Walt Disney Concert Hall con un estilo muy parecido al Guggenheim de Bilbao. De esta ciudad me llamaba la atención que los aviones pasaban muy cerca y la forma en la que se encontraba rodeada por montañas.





De camino por toda esa maraña de rascacielos me topé con la grabación de una película, donde todo estaba lleno de coches de policía, pero no te dejaban acercarte más. Vi solo por fuera el museo de arte contemporáneo, y algunos edificios utilizados por el gobierno bastante imponentes. Recorrer esas calles te hacía sentir como estar dentro del GTA, parecía como si ya hubieses estado allí.






Cuando me fui al City hall me encontré con una marea de gente que resultó ser una manifestación en contra del aborto. Les seguí hasta el imponente ayuntamiento donde estaban dando un discurso y ya desde allí seguí mi recorrido. Me gustaba ver tantos mexicanos y a tanta gente hablando español, me hacía sentir menos extranjero.




La visita del "pueblo" me resultó curiosa por ser la zona cero, desde donde se empezó a construir esta gran ciudad. Ahora sí que sí me sentía como dentro de una película con esas calles tan americanas, los grandes edificios con sus correspondientes escaleras en el exterior y el punto negativo de todo aquello: la gran cantidad de pobreza y de vagabundos que ves. En una de esas me metí a una tienda latina donde me compré  un cargador de baterías para poder cargar así mi cámara porque el cargador iba en la maleta que se me perdió.









Antes de comer me subí al metro para ir a Hollywood y ver el famoso paseo de las estrellas ;)
Me bajé en la primera parada del paseo y anduve un poco hasta llegar al final de las estrellas y poder ver bien el letrero.



Me recorrí todo el largo paseo y una vez llegué al comienzo, me fui viendo algunas de ellas, siempre veías a gente que se ponía a hacerse fotos con las estrellas.... A lo largo del paseo te encuentras muchas tiendas de marihuana, de tatuajes y de souvenirs, de museos y de gente vendiendo tours en las famosas furgonetas que te llevan por Beverly Hills.







En la mitad del paseo más o menos encontramos lo que se puede llamar como el epicentro de Hollywood, donde se encuentra el teatro chino y el Dolby, este último es famoso por albergar la entrega de los Premios Oscars al cine. Además podías ver otros teatros con muchas luces y un centro comercial al que la gente acudía para ver desde la segunda planta el letrero y hacerse una foto, aunque a mi me parecía demasiado lejos para que se viese bien.


Toda la parte central del paseo estaba llenísima de gente que hasta incluso se hacía complicado andar. Me pasé varias horas solo para ver todos los shows que hacían por la calle, una verdadera locura.








Antes de que se hiciese de noche me fui al hostal con un hambre del copón. Pero cuando llegué vi que se habían comido mis salchichas que dejé en la nevera.... Es lo que tiene dejar comida en una nevera común de un hostal. Terminar el día dándome un baño fue todo un placer.

Amaneció otro día soleado en Los Ángeles y con ello mi día por Venice beach y Santa Mónica. Volví a prepararme mi querido bocadillo de crema de cacahuete que junto a un plátano iba a conformar mi comida para ese día. Pero en el desayuno esta ve sí que me inflé bien de huevos y salchichas para que no me pasase lo mismo que el día anterior que me moría de hambre.
Después de investigar como llegar decidí ir en metro hasta la última parada de la línea Expo y ya desde allí tomar un autobús que me llevase hasta el principio de Venice. Me hizo gracia que en los autobuses las bicis se pudieran poner delante como atadas y de que a los conductores les da igual si pagas menos o sino pagas.
Una vez llegué a Venice bajé hasta el paseo de la playa y ví lo que tanto ves en las películas: esas enormes playas, llenas de surfistas, con las casetas de socorristas y un paseo repleto de patinadores y gente montando en bicicletas. Además como era domingo había muchas familias paseando con sus hijos.






Desde el muelle pude ver mejor a los surfistas y ver toda la longitud de la costa, desde el puerto hasta Santa Mónica.






Pregunté por los canales que me habían dicho que eran dignos de ver y la verdad es que no me decepcionó. Tener una casa allí debe de ser un lujo y bastante caro además. A continuación adjunto un vídeo.





Aunque el día era muy soleado y hacía mucho calor se notaba diferencia respecto a la ciudad y el aire era un poco más frío lo que hacía que hubiese una temperatura más agradable.
Volviendo al paseo me dí cuenta de que había un constante olor a marihuana en el que no había caído, será porque ya me había acostumbrado.... Además de que había muchos argentinos en parte porque ellos ahora estaban de vacaciones.
En el paseo pude ver el famoso gimnasio (solo por 10 $ el día) a pie de playa donde podías ver a algunos que ya desde primera hora estaban ahí. También había una lugar donde los skaters estaban practicando un rato. También pude ver tiendas de lo más raras y casas de todos los colores, además me acerqué un rato a la orilla del mar y a comprobar que efectivamente el agua estaba muy fría.














Uno de los momentos más divertidos del día fue cuando me uní a un círculo que había formado de gente y descubrí un espectáculo que estaban haciendo. No os podéis perder el vídeo, están loquísimos.


Caminando y caminando llegué a la parte que ya correspondía a Santa Mónica. Podía ver a mucha gente haciendo deporte en la playa, además de las bicicletas que tienen su propio carril.
A medida que te acercabas podías ir viendo el conocido muelle a lo lejos, en el que destacaba la gran noria y la montaña rusa.






Subí al muelle con todo el ajetreo de gente que había para ver el ambiente que había allí dentro. Si caminabas al final llegabas a ver el sol como empezaba a ponerse y de nuevo todas las vistas de la playa. Me senté a comer el bocata de crema de cacahuete mirando al mar, se estaba cañón la verdad.
El muelle en sí lo que tiene es un mini parque de atracciones y muchos restaurantes, uno de ellos es el famoso Bubba Gump de la película de Forest Gump. 









La famosa ruta 66 termina en Los Ángeles de ahí la foto.
Cuando salí del muelle me fijé que la playa y el paseo continuaba, y aunque se me echaba la hora encima no pude evitar terminar el paseo y llegar hasta el final. Bajé de nuevo a la playa y continué por las pintorescas casas que había a pie de playa para terminar subiendo de nuevo por el puente que cruza la autopista. Desde allá arriba las vistas eran bastante espectaculares, alcanzabas a ver gran parte de la costa.







Volví caminando a la entrada del muelle de Santa Mónica para ya tomar desde allí el bus hacia el centro. Una vez en el centro me fui en metro a la estación desde donde salían los shuttle hacia el observatorio Griffith, situado en la montaña. Lo malo es que estaba anocheciendo muy rápido y a mi me hubiese gustado ver el atardecer allí arriba, además como que no hacía una temperatura muy agradable como para estar en manga corta de noche. Tuve que esperar al pinche transporte como treinta minutos muriéndome de frío y rodeado de japoneses. Una vez arriba me dí cuenta de que era uno de los mejores lugares para ver el letrero. Este observatorio contenía como un museo de la astronomía y eso bastante interesante. Además si salías a uno de sus patios podías ver toda la ciudad iluminada, aunque la contaminación le quitaba un poco de belleza las vistas eran impresionantes.
En la entrada del observatorio podíamos ver un péndulo que iba tirando fichas según el movimiento de la tierra.








Salí rápido para tomar el próximo shuttle hasta el metro de nuevo y ya irme al hostal a descansar y a cocinarme unos ricos frijoles con arroz. Preparé todo porque a la mañana siguiente me iba a la estación otra vez para tomar el autocar a San Francisco, esta vez tomé las precauciones adecuadas y compré el billete con antelación y reservé el hostal de San Francisco.
Bajé a despedirme del chico de la recepción y a darle las gracias por todo de nuevo. Una pena que no tuviese más días y dinero porque me habría gustado visitar los Estudios Universal y Beverly Hills. Sigo pensando que para California es recomendable alquilar un coche y verterla en condiciones, porque es demasiado grande para moverte bien en transporte público. Justo me tocaba irme cuando había pillado el truco de moverme por la ciudad :S
Necesitaba recargar bien las pilas para el día siguiente así que me fui a la cama a eso de las 23 pero no sin antes hablar un rato con las chicas, pensar que todo lo que habías vivido ya no se iba a repetir era muy duro de soportar, sobre todo por la noche que es cuando estas más sensible, aunque al menos iba a ver a Chris en unos días en New York.

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